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POESÍA DE LA TIERRA

I 

Hace tiempo renuncié a la poesía
Y con ello flagelé mi palabra
Zigzagueé mis labios
Y condené a mis manos

Hace tiempo renuncié al oficio de las letras
Y fui al encuentro de las plantas
Las hierbas
Los potreros
Y cercas
E hilvanando el aire
Descubrí tarántulas bajo la piedra
Convertidas en hermoso nido de poesía de la tierra

Allí me di cuenta que el campo gesta su propio arte
Y aprendí
Finalmente
Por qué el labrador
Puede renunciar al tiempo
Al libro
O a la traba de la lengua
Él es testigo de que ese pedazo de tierra

Que llaman campo
Potrero
Monte de hierbas

Es un manojo de tintas
Y alboradas multicolores
Que aún en la renuncia
A mis ojos deleita

 

II

En esa tierra

Estación de piajes y vuelo de ramales
Cohabita la tormenta
Con una boca sedienta de humedades

Y la tarde

Ausente de costa
Lubrica la palma
Y la llanura canta murmullos sin finales

En sus noches

Sé que existen amorosos
Que creen en la unión de los vientos
En el canto de las ranas
Y en los clamores del universo

Y Sé

Que esa poesía sabe a tequila
A pulque
Y a caña

También

Que ese néctar de la tierra
Alimenta los amores
Que en silencio se labran
Y que en los aires de maizales se aman

 

III

Allí

He visto praderas que son una sinfonía de amores
Tardes enamoradas de la llanura
Y huellas de corceles que se pierden
Con el recuerdo de las voces

Desde ese lugar

Donde el cielo semeja un duelo de estrellas
El viento acaricia las puertas
Y entrega cada noche
Manojos de hojarasca
Que mitigan los gritos de sueños que se esconden
En las rendijas agrietadas de mazorcas huecas

En la lejanía se dispara un eco

El cielo gorgorea pliegues blanquiazules
Que incendian el horizonte
Y atrapan un atardecer de rojizas emociones

Es decir

Allí se vive en pequeño
Aunque la lejanía es inmensa

Allí se quiere en lento

Y aunque sus amores son de arritmia
A fuerza de golpetear y unir la humedad en ilusiones

Se labran a priori las noches
Y en las mañanas
Se surcan
De gotitas
Los días